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La educación es el proceso formativo entre la esencia,  las características latentes del individuo y el medio que le rodea.

Los tres pilares básicos son; lo emocional, cognoscitivo y lo social. Considerando que educar etimológicamente significa sacar de dentro a fuera:

  1. Lo emocional;  el cariño, el trato, el respeto son fundamentales en el desarrollo del niño y este proceso siempre lo será a lo largo de la vida. Las emociones cristalinas favorecen la empatía, la función indicativa y orientativa de las mismas. La base para forjar los sentimientos y la naturaleza de los pensamientos. El resultado es el carácter y la configuración psicológica del niño.

  2. Lo cognoscitivo va de las sensaciones, pasando por la experiencia hasta la comprensión. En ese sentido descubrir las habilidades naturales, inclinaciones, tendencias…, lo que forma la estructura del pensamiento, le procurará al niño la gran posibilidad de descubrir su singularidad.

  3. Lo social engloba todo el marco de relaciones con la diversidad personal, el medioambiente, las instituciones, etc., en los que el niño podrá a prueba su carácter, habilidades y singularidad.

 

El resultado de todo ello le proporcionará al niño las aptitudes y capacidades para superar los impactos de la vida sin comprometer su sistema de vida. Hacer lo que le guste y llegar a ser lo que quiera y como quiera ser.

  • La educación entronca con el autoconocimiento, a partir de que el niño descubre que lo importante no es lo que han hecho de él, sino lo que el haga de lo que han hecho de él.

  • A su vez, es fundamental para descubrir sus habilidades y desarrollar su singularidad.

  • Ser consciente que es una identidad energética cuya fuente es el espíritu, lo cual le proporcionará discernimiento para ubicarse en cualquier faceta de la vida y de sus relaciones.

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